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Todos en algún momento hemos sido objeto de burla, o peor aún, nos hemos burlado de alguien. Esta práctica se ha generalizado tanto que parece “normal” burlarnos  de nuestros amigos, familiares o personas a quienes no conocemos, sin embargo, cuando esto se hace todo el tiempo con todos o alguien en específico, es una señal de debilidad en la persona que lo hace y no de su víctima.

Si bien es importante mencionar que una persona segura de sí misma no se altera por las burlas y si lo hace necesita trabajar en su autoestima, es necesario conocer lo que está oculto en el tipo de personas burlonas, y por el amor propio que todos nos merecemos, tomar distancia de esta clase de personas negativas.

El burlón necesita burlarse de los demás para sentirse mejor sobre sí mismo, es su mecanismo de defensa. Si la situación cambia y es el burlón el objeto de burlas de otros, seguramente se enojara pues este tipo de personas no tolera las bromas o  burlas hacia ellos.

El burlón necesita ser el centro de atención. En toda reunión se dará a la tarea de burlarse de todos o de acosar a alguien en específico, de esa manera cree ser aceptado por los demás al escuchar que todos gozan con sus comentarios.

Otras veces utilizan las burlas para ridiculizar a personas que ocultamente admiran pues de esta forma dejan de sentirse inferiores.

Detrás de todo “es broma” hay algo de verdad. El punto es saber cual es la verdad y en que lado esta.

imagesCríticas y chismes.

Lo que se dice o se cree de una persona procede de la “percepción” de quién emite el comentario y es coloreado por su experiencia, cultura y contexto. Lo que se cree de alguien son suposiciones que provienen desde las propias creencias y valores de quién las emite.

En cualquier caso, lo que se opina de alguien es nuestro propio reflejo, dice más de sí mismo que de la otra persona.

No se confunda con famosas frases aprendidas como: “Cuida como los demás te perciben”, nadie tiene la responsabilidad de la percepción e interpretación del otro. Algunos creen de otros lo que quieren para justificar sus inseguridades o complejos y por tal razón critican, juzgan y levantan chismes.

Si usted percibe a alguien de manera determinada, es usted el que debe analizar porque lo percibe así. ¿Acaso le molesta porque es un reflejo de una actitud suya o es algo que proviene de un complejo? Y si su percepción no es equivocada, ¿Qué le da derecho a juzgar o comentar sobre la vida de otro?

Reforcemos nuestra propia autoestima.

Los conflictos no provienen de los demás, provienen de uno mismo. Odiar, envidiar, burlarse o criticar a alguien nos demuestra cuánto tenemos que trabajar en nuestras propias carencias.

No somos perfectos, pero podemos aprender a ser mejores analizando y comprendiendo nuestras actitudes y creencias. Respetar  a los demás y a nosotros mismos es importante para nuestro propio equilibrio y una mejor convivencia con los demás.