Preguntas inapropiadas que no debes hacer.

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El tema de hoy no sé si únicamente se da en mi país o es algo que sucede en otros países, pero lo cierto es que resulta desagradable.

Cuando era más joven recuerdo no prestar  mucha atención a ciertos detalles en el momento de interactuar con otras personas, pero cuando pasan los años prestamos más atención a esos detalles.

Alguien me dijo: “Te has vuelto intolerante con las personas”, pero considero que intolerancia no es la palabra adecuada, yo lo llamo amor propio. Aunque algunos confunden amor propio con egoísmo, es la palabra para representar el respeto y el cuidado de sí mismo. De la misma forma que se ama, cuida, respeta y protege al  ser más querido, se debe hacer con uno mismo. Existe un espacio personal que no puede ser invadido por nadie, cada quién tiene el derecho de cuidarlo y la libertad de no permitir a otro invadirlo si así se desea, a eso le llamo respeto de sí mismo..

Para ilustrar un poco esa invasión y falta de respeto, comparto preguntas que algunas personas  suelen hacer, con  la esperanza de que tengamos claras algunas reglas de educación y  convivencia.

¿Tu casa es propia o alquilada? seguido de: ¿Cuánto te costó o cuánto pagas?

Cuando alguien nos invita a su casa es una muestra del aprecio y confianza que le merecemos, por lo tanto, no es apropiado hacer esa clase de preguntas. Pueda ser que a usted le ha gustado el lugar y quisiera saber el  precio para poder  comprar o alquilar, en ese caso, lo apropiado es preguntar con quién puede comunicarse para saber de una venta o alquiler. Generalmente los condominios y residenciales privados cuentan con una administración o seguridad para poder proporcionar esa clase de información, o contacte con un corredor inmobiliario, ellos saben los precios del mercado.

Así mismo, no invada el espacio recorriendo toda la propiedad, abriendo puertas y entrando a dormitorios si su anfitrión no le ha invitado a hacerlo. Recuerde, usted es invitado a una casa que no es la suya, no tiene derecho a invadir el espacio de otro con su curiosidad; si lo hace, se expone a que le reprendan  y a no ser invitado nunca más.

¿Cuánto te pagan? o ¿Cuánto ganas al mes?

¿Para qué necesitamos saberlo? Siempre me repito a mi misma: ¿ Cual es la intención de lo que hago? Se dice que las acciones valen más que las palabras, pero  para mí son las intenciones  el centro de todo.

A menos que usted sea el contador o asesor financiero de esa persona, usted no debe ni tiene derecho a formular esa clase de pregunta. Generalmente esta pregunta lleva un trasfondo, piense antes de hacer una pregunta cómo ésta ¿Qué es lo que usted realmente desea saber? y valore si es apropiado su interés.

¿El padre de tu(s)  hijo/a(s) te ayuda económicamente?

Esta fue una de las preguntas que durante años muchas personas me hicieron al saber que soy divorciada , hasta que llegue al punto de contestar: ¿Por qué? ¿Me ayudarás tú?

Si usted no es un trabajador social, procurador de familia, o abogado, no debe ni tiene derecho de hacer una pregunta tan personal. Insisto, valore la intención de sus preguntas, a menos que usted pretenda ayudar a la economía de esa mujer, en cuyo caso, lo apropiado será decirle su intención y esperar a que ella responda  si lo acepta o no, de lo contrario ¿Por qué le interesa a usted saberlo?

¿Tienes ahorros?

Otra pregunta inapropiada ya que a nadie le debe importar si otra persona tiene ahorros o no, más que tener los propios. Es apropiado sugerir a alguien tener ahorros si la plática ronda en ese sentido, de lo contrario, ¿porque le interesa saberlo?

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Tener la oportunidad de conversar con una persona  debe ser un “intercambio” de experiencias, ideas, sueños y sentimientos. Expresar y escuchar, saber cómo se encuentra la otra persona, compartir lo que siente o desea. El ser invitado a un hogar es una muestra de aprecio, apréciese usted mismo comprendiendo y devuelva el buen gesto con su respeto al anfitrión.